Salvador Puig tiene 76 años y una biografía que no es fácil resumir en esta nota. Pero pocas personas pueden plasmarla alardeando de que ha sido uno de los pocos violinistas al que le han llamado para afinar los violines del Palacio Real
JT.- Salvador Puig nació en la periferia rural valenciana, pero casi adolescente llegó a la capital de la provincia para empezar a estudiar música.
«Yo era de una familia muy modesta, sin apenas recursos, pero en mi vida se ha cruzado gente que me ha echado una mano con generosidad». Eso sí, él también supo aprovechar las oportunidades: «La mili -y sonríe al contarlo-: allí había coros, había instrumentos… Para el que sabía algo de música y ganas se le podía sacar provecho». Y ganas él le supo poner porque hizo sus estudios de música en Valencia con Premio Fin de Carrera.
Su primer destino profesional, ya como violinista, fue en la Orquesta Municipal de Valencia, pero en 1973, con solo 25 años, entró en la Orquesta Nacional de España de la que ya fue miembro permanente hasta su jubilación.
La importancia de la ONE
«No hay que olvidar que cuando entré en la ONE aún vivía Franco y España tenía serias dificultades para desenvolverse en el exterior. La Orquesta Nacional de España era uno de sus mejores embajadores, desde luego el mejor embajador cultural de la época. Así que tuve el honor y el privilegio de recorrer el mundo en unas condiciones óptimas».
En 1975 ganó el Primer Premio en el Concurso Nacional de Violín Isidro Gyenes. «Sí, lo mío siempre ha sido el violín, porque es el instrumento que mejor transmite, para mi gusto, la esencia de la música. Extraer el alma del violin es un reto y por eso siempre he admirado el trabajo de los lutieres y me ha gustado colaborar con ellos».
Afinador de estradivarius
Quizá por eso un día fue reclamado para afinar los violines stradivarius del Palacio Real, una colección única en el mundo, que se conservan y se cuidan con la máxima atención y que anualmente se revisan para mantenerlos afinados y en perfecto estado.
Pero para entonces, Salvador Puig ya tenía una larga carrera a sus espaldas. En 1982 se desplazó a Alemania, donde desarrolló durante casi cinco años una gran actividad musical con especial interésen la música de cámara. Fue miembro del quinteto Clásico de RTVE y cuenta en su haber con un buen número de grabaciones.
Antes, en 1975, y sin perder nunca su condición de volinista titular de la ONE, Salvador Puig se había incorporado al LIM (Laboratorio de Interpretación Musical), un grupo de un especial dinamismo en la difusión de la música contemporánea, impulsado durante más de un cuarto de siglo por el intérprete, director y compositor Jesús Villa Rojo.
Salvador y Colmenar Viejo
Valenciano por nacimiento y universal por oficio y vocación, Salvador Puig no sabía nada de Colmenar Viejo hasta que se enamoró. Su mujer tampoco tenía nada de colmenareña, pero los avatares de la vida los trajeron hasta aquí hace ya muchos años.
«Estoy cómodo aquí, me siento a gusto y me parece un buen sitio para vivir, pero nunca he tenido tiempo ni oportunidad para colaborar con la localidad, y ya no estoy ya con ánimo de embarcarme en cosas nuevas. En violín desgasta mucho físicamente y es hora de que sean los jóvenes quienes tiren del carro».
A Salvador le gusta hablar de todo y por supuesto de música, y no rehúye la polémica: «No estoy a favor de recrear la música con instrumentos antiguos, ya que la calidad técnica de los actuales es infinitamente mejor que la de los antiguos, aunque son más complejos». No le cabe ninguna duda: «Los grandes (Bach, Mozart, Beethoven) se habrían sorpendido de escuchar su música con los instrumentos actuales».